Ultimamente ando de lo más tradicional en lo que a cocina se refiere y es que creo que en las creaciones clásicas es donde se encuentra la base de la gastronomía moderna. Es importante conocer bien nuestras raíces para poder comprender el presente y poder llegar a crear versiones de los grandes clásicos de la cocina.
Pero no es una versión lo que hoy traigo sino uno de los clásicos: la sopa de cebolla y queso. Grande entre los grandes. Me resulta tan perfecta que no encuentro necesidad (al menos por ahora) de darle una vuelta de tuerca y versionarla.
En mi familia hubo costumbre de prepararla y disfrutarla como parte de la cena de Fin de Año. Y digo «hubo» porque aquello duró unos pocos años y terminó perdiéndose para dar paso a otros platos más novedosos.
Una pena porque soy una entusiasta de la sopa de cebolla de modo que ya no tengo a nadie que me la prepare y, si quiero disfrutar de ella, me toca a mi prepararla. Menos mal que BRA me facilita la tarea con su cacerola baja efficient, perfecta para elaboraciones que requieren de una cocción prolongada a baja temperatura ya sea en los fogones o en el horno. Fabricada en aluminio fundido, antiadherente por dentro y fuera, es una pieza robusta, resistente y muy atractiva.
Cocinar con ella ha resultado tan sencillo y sorprendente que no tengo más que palabras de alabanza hacia ella así que participar en el #desafíoBRA ha sido coser y cantar. Lo verdaderamente difícil va a ser no usarla para todo 🙂
Para rematar la faena, he usado uno de los caldos de invierno que ANETO me hizo llegar esta semana: el Caldo de Navidad. Maravillosamente sabroso, el compañero perfecto.Vamos, que entre la cacerola y el caldo, la sopa de cebolla y queso ha salido espectacular.
¿Te cuento cómo elaborarla?
Necesitamos
- 40 grs de aceite de oliva suave
- 700 grs de cebolla en juliana
- 15 grs de harina de trigo
- 800 ml de Caldo de Navidad ANETO
- 4 rebanadas de pan tostado
- 4 lonchas de queso gruyere
- Sal y pimienta
Preparación
Calentamos el aceite en la cacerola y pochamos la cebolla a fuego muy suave durante, aproximadamente, 50 minutos. Este proceso es importante y no debemos intentar acelerarlo subiendo el fuego. Queremos una cebolla blandita y blanca. Podemos tapar la cacerola para que los jugos que suelta la cebolla durante la cocción no se evaporen, lo que evitará que la cebolla se dore.
Agregamos la harina y removemos para que la cebolla se impregne bien.
Incorporamos el caldo, salpimentamos al gusto, llevamos a ebullición y cocemos a fuego suave durante 15 minutos más.
Colocamos las rebanadas de pan tostado en la superficie y, sobre estas, las lonchas de queso.
Introducimos en horno pre-calentado a 200 ºC y gratinamos durante 5 minutos o hasta que el queso se haya fundido y comience a dorarse.
Servimos inmediatamente.
A mi me reconforta mucho y por algo los franceses la toman después de una noche festiva antes de ir a casa.Te ha quedado ideal.
Besicos
Hola guapisima!!! espero que todo te vaya requetebien 🙂
Con lo que me gusta a mi la sopa de cebolla y a Alex nada de nada (rancio, jejeje). Ese caldo está de vicio, soy adicta!! 🙂
Te mando muchisimos besos
Mmmmm, con ese frio amenazante que mejor que una sopa reconfortante de cebolla, una de mis favoritas. Beso.
Me encanta
Riquisima de la muerte y por cierto la cacerola Bra de lo mejor que tengo por la cocina….
Besiños