En mi casa, existía una rutina establecida con respecto a las cenas que era la consecuencia directa de tener una madre a quien, a pesar de ser muy buena cocinera, no gustaba especialmente cocinar. Solía tener unas recetas estandard que nos preparaba con regularidad, fáciles y que le resultaban la mar de socorridas, especialmente cuando se tienen cinco bocas que alimentar. Sin embargo, de vez en cuando caía una nueva receta en sus manos y nos la preparaba con una ilusión tremenda. Y con esa misma ilusión esperábamos mis hermanas, mi hermano y yo que estuviera lista para hincarle el diente. A mí, que me encantaba probar cosas nuevas, me impactó especialmente esta receta que hoy os traigo y que he preparado por primera vez sin seguir una receta concreta, tan sólo mis recuerdos.
Necesitamos (para 4 personas)
- 4 panecillos
- 4 huevos
- Foie-gras
- 8 cucharadas de caldo (yo utilicé de cocido)
- Abundante aceite
- 4 lonchas de jamón serrano
- Salsa casera de tomate (mi receta aquí)
Preparación
Cortamos la parte superior de los panecillos y los vaciamos de miga.
En el interior de cada panecillo, vertemos un par de cucharadas de caldo, untamos el fondo con foie-gras y echamos un huevo.
En una sartén con abundante aceite, depositamos los panecillos. Con ayuda de una espátula o una cuchara, vamos vertiendo aceite caliente sobre el huevo para que se fría.
Sacamos los panecillos y los dejamos escurrir bien de aceite sobre papel de cocina absorvente.
Freímos las tapas de los panecillos.
Los servimos sobre una salsa casera de tomate y espolvoreados con jamón serrano picado.
Están muy ricos pero son aceitosos y es importante procurar que escurran todo el aceite que podamos. Ni falta hace que diga que son anti-operación-bikini pero…para un caprichito están deliciosos. A su favor diremos que admiten múltiples variaciones de modo que, si apetece una versión más ligera se puede adaptar seguro.
¡Feliz lunes!
Deja una respuesta