Si no tienes tiempo o no te gusta complicarte en la cocina con los postres, aquí traigo uno que es fácil, rápido y rico. Admite múltiples variaciones. Atrévete a probarlo con esos ingredientes que tienes en la nevera mirándote desde hace días y pidiendo que hagas algo con ellos, dale tu toque personal y cuéntame cómo te ha quedado.
Necesitamos
- 1 paquete de obleas
- Dulce de membrillo
- Requesón
- Aceite
- Azúcar glass
Preparación
En un bol hacemos el relleno mezclando dulce de membrillo y requesón. Las cantidades dependerán de lo mucho que nos guste un ingrediente u otro. Cuanto más membrillo más dulce será el resultado, lógicamente (no he podido resistirme con el comentario…sorry!).
Extendemos las obleas en una superficie lisa y, con el dedo mojado en agua, humedecemos el contorno (así favorecemos que se pegue la masa). Colocamos una pequeña cantidad de la mezcla en cada oblea, la doblamos por la mitad formando una media luna y presionamos con un tenedor los bordes para que se sellen y no se salga el relleno.
En una sartén con abundante aceite caliente, freímos las empanadillas y las pasamos a una fuente con papel absorvente para que chupe el aceite.
Las rebozamos o espolvoreamos con azúcar glass y….¡a zampar!
Nota: A mí me gustan templadas pero tampoco les haría un feo si me las sirvieran recién sacadas de la nevera con un vaso de leche fresquita, especialmente ahora que empezamos con los calores.
Deja una respuesta